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Cómo pensar como Sherlock Holmes

Tiempo de lectura: 4 minutos

Autor: Maria Konnikova

Sinopsis: Comprendiendo el funcionamiento del cerebro del famoso detective Sherlock Holmes, seremos capaces de analizar el mundo con una visión más racional.

Controlar la atención —prestar atención a esto e ignorar aquello— es a la vida interior lo que elegir cómo actuar es a la vida exterior.

«Cómo pensar como Sherlock Holmes», de Maria Konnikova

Resumen Cómo pensar como Sherlock Holmes

Resumen

El personaje de Sherlock Holmes se ha convertido en el paradigma del razonamiento lógico para resolver problemas. Evidentemente, esto no se reduce a situaciones policiales, sino a toda una manera de entender el mundo y la forma en la que nos vinculamos con él.

María Konnikova toma este personaje de ficción y lo utiliza para analizar su forma de pensar. De este modo, pretende ver si es posible que obtengamos algunas enseñanzas a partir de una de las mayores creaciones de ficción del escritor Arthur Conan Doyle. En esta oportunidad, te traemos las ideas centrales que la autora rescata para que pienses como Sherlock Holmes.

El método científico de la mente

Guiándonos por el método científico, deberíamos comenzar por la observación, después la formulación de una hipótesis, y, a continuación, todos los mecanismos ya conocidos. Si lo hacemos correctamente, obtendremos una teoría que facilite la interpretación y resolución de un hecho.

Dicha dinámica resulta plausible en un medio externo. Sin embargo, si queremos seguir los pasos de Sherlock Holmes, debemos ser capaces de aplicar el método científico en nosotros mismos, en nuestros pensamientos y en los de quienes nos rodean.

El pensamiento de Holmes se caracteriza por el escepticismo. Para él no es posible dar lugar a la ingenuidad ni a la credulidad. Solo analizando los datos fríamente, solucionaremos todas las dudas de pensamiento que podamos tener.

¿Qué contiene el desván del cerebro?

Según nuestra autora, en la memoria habitan dos sistemas: uno que funciona a corto plazo y el otro a largo plazo. Cada información que recibimos es codificada primero en el cerebro para, posteriormente, ser almacenada en el hipocampo. Este es el primer acceso al desván.

Una vez allí, será nuestra mente la que decidirá qué almacenar y qué desechar. Y si una determinada información resulta seleccionada para ser guardada, esta pasa a una suerte de caja, un lugar específico de la corteza cerebral. Estamos ante la memoria a largo plazo.

Cuando se llega a esta instancia, se produce una operación denominada consolidación. Si necesitamos recordar algo, la mente se dirige a este espacio y extrae la información requerida.

La observación: el punto de partida

Aquí, la autora distingue entre la observación y la Observación. La primera es aquella que todos conocemos y que consiste en dejar ingresar pasivamente objetos en nuestro campo visual. Sin embargo, la segunda requiere de la capacidad de dirigir adecuadamente nuestra atención a elementos que nos puedan proporcionar información más detallada acerca de aquello que observamos.

Como la atención es una capacidad limitada y que se agota con frecuencia, debemos entrenarla y fortalecerla. Aprender a observar aquellos detalles aparentemente superfluos y obtendrás una mejor comprensión de lo que se presenta ante ti.

La creatividad y la imaginación

Aunque puedes ser un excelente observador, esto no será muy útil si no lo complementas con imaginación. Esta habilidad es el elemento intermedio entre la observación y la deducción.

La imaginación te da ese espacio de libertad para que todo lo observado divague y se entrelace de forma coherente. Además, siempre es divertida y, así como la creatividad, es algo que se puede aprender y desarrollar con la práctica.

Usando el desván del cerebro: la deducción

El proceso de deducción no es tan sencillo como tal vez podría parecer a priori. En realidad, al deducir, nuestra mente debe crear explicaciones coherentes a partir de información que parece no estar conectada entre sí.

Debido a que solemos atribuir una causa a todo lo que ocurre, el cerebro hará lo propio para ordenar información que creamos importante. En nuestra mente no hay lugar para el desorden. Debido a esto, al deducir tenemos que procurar enfocarnos en la pregunta inicial y no en sus derivados. Es muy fácil desviarse del origen. Por ello, siempre debes corroborar que tu deducción sirva para responder al interrogante primigenio.

Quién debería leer este libro

Este interesante libro puede ser útil para aquellas personas que quieran mejorar sus habilidades deductivas y de observación. Además, en este proceso, también resultarán fortalecidos otros aspectos de la mente. Sin lugar a dudas, podrá servir como punto de partida para que te conviertas en todo un Sherlock Holmes de la vida real.

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