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Franqueza radical

Tiempo de lectura: 3 minutos

Autor: Kim Scott

Sinopsis: Ser directos con los demás no es necesariamente algo negativo. Con la franqueza radical podrás mejorar la comunicación interna de tu organización e incrementar la eficiencia de las personas que la conforman.

El propósito de la crítica es ayudar a otros a mejorar.

«Franqueza radical», de Kim Scott

Resumen Franqueza radical

Resumen

Una buena organización tiene dentro de sus planes alcanzar una eficiente comunicación interna. Estas prácticas, que forman parte de toda corporación, ayudan a que sus trabajadores asuman responsabilidades e interioricen los consejos y observaciones que reciben de otros.

Si la comunicación falla, tendremos ante nosotros un enorme obstáculo. De esto se trata el libro de Kim Scott, exdirectiva de Google. Según la autora, debemos aplicar la franqueza radical y no caer en prácticas condescendientes.

Cómo comunicar

Para Scott, una comunicación efectiva debe contener dos elementos: cuidado personal y desafío directo.

El primero consiste en tener un interés genuino y honesto por ayudar a la persona a mejorar. En lugar de una fría conversación profesional, establecer una comunicación sincera y cercana, en la que se trata a la persona de tú a tú.

El desafío directo es, en resumidas cuentas, decir las cosas de manera franca y evitando realizar juicios de valor. Olvídate de ser políticamente correcto, pero procura abstenerte de juzgar. En vez de decir “tu exposición ha sido aburrida”, es preferible decir “me he aburrido con tu presentación”. Estas sencillas diferencias mejorarán la comunicación interna.

De la combinación del cuidado personal y el desafío directo obtenemos cuatro posibles tipos de comunicación, siendo solo uno de ellos el correcto.

Insinceridad manipuladora

Sucede cuando omitimos los dos elementos anteriores. No nos interesa la persona y, además, queremos evitar problemas. Para ello, le decimos lo que es más cómodo para nosotros.

Agresión ofensiva

Aparece cuando el desafío directo se desarrolla sin el cuidado personal. Nuestra comunicación es totalmente sincera, abierta y honesta, pero no nos interesa la persona que tenemos enfrente. Por lo tanto, damos nuestra apreciación si haber demostrado que nuestra intención es ayudar.

Empatía ruinosa

Aquí nos encontramos con el error más común dentro de todas las organizaciones. Existe una verdadera y sincera preocupación por ayudar a la persona, pero evitamos el desafío directo.

Esta elección se suele dar para no parecer prepotentes, abusivos o no querer herir la sensibilidad de los demás. Ante esta situación, optamos por cumplidos conformistas y palmadas en la espalda que no llevan a nada.

Sin embargo, debes tener presente que, con este tipo de comunicación, el daño se lo haces tanto a tu corporación como a la persona en sí, pues con la empatía ruinosa caemos en una comunicación egoísta: no decimos lo que deberíamos por temor a generarnos alguna incomodidad.

Franqueza radical

La autora, Kim Scott, propone este tipo de comunicación para desarrollar eficientemente el diálogo dentro de una organización. En este modelo, tanto el desafío directo como el cuidado personal se encuentran presentes.

La franqueza radical consiste en dejar claro a la otra persona que queremos ayudarla de forma genuina y honesta, que nos interesa su desarrollo profesional y su desempeño. Por lo tanto, nuestras apreciaciones sobre su trabajo no tienen que vincularse con juicios de valor. Al contrario, la franqueza radical busca ofrecer información relevante, real y útil para ayudar a la otra persona.

Quién debería leer este libro

Si te gustaría ser un gran comunicador, este libro está hecho para ti. De modo similar, te ayudará si necesitas orientación para dirigir las riendas de tu organización o empresa. En el caso de que ocupes un puesto laboral que te lleve a ser líder de un grupo humano, la lectura de este libro resulta fundamental.

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